En la actualidad, un objetivo primordial de toda la industria de la construcción es edificar proyectos con un mínimo impacto ambiental. Y por eso hoy hemos elegido abordar uno de los factores decisivos para dicho cometido: la eficiencia energética.
Para comenzar, el concepto mismo de eficiencia energética aplicado a la construcción se refiere al conjunto de acciones que permiten:
- Reducir la demanda energética de una edificación.
- Producir la energía en el mismo sitio, si es posible.
- Hacer un uso racional de la energía requerida durante toda su vida útil.
Así, una obra energéticamente eficiente se enfoca en minimizar el uso de energías convencionales desde su etapa de diseño. ¿Por qué? Porque desde ese momento es necesario planificar la gestión de los impactos derivados de todas las actividades comerciales, industriales, corporativas o habitacionales que acogerá, garantizando la disponibilidad de fuentes más limpias para suplir toda la demanda.
Por tanto, incorporar la eficiencia energética en su próximo proyecto constructivo, conlleva acciones como las siguientes:
- En primer lugar, cuidar la ubicación y la orientación para que el resultado final tenga las características que aprovechen al máximo las condiciones geográficas y topográficas del terreno.
- Tener en cuenta el clima y las condiciones del entorno donde se ubicará la obra para asegurar el confort en interiores.
- Diseñar la estructura de forma geométrica para mejorar el flujo del aire.
- Levantar muros más anchos y usar ventanas dobles que, al constar de dos capas de vidrio separadas entre sí por 2 o 3 centímetros de aire, actúan como aislante térmico, manteniendo el aire acondicionado dentro del edificio.
- Controlar la ventilación natural de tal manera que permita renovar el aire y enfriar los espacios.
- Usar los revestimientos adecuados (la “piel” del edificio) a fin de aislar o acumular el calor, en función de las condiciones exteriores.
- Optimizar la iluminación natural, instalando sistemas de captación como los tragaluces, para reducir la dependencia de la luz artificial durante el día.
- Instalar dispositivos especiales como lámparas con sensores de movimiento, sistemas de automatización; así como controles para optimizar el uso de la energía (domótica).
- Pintar techos y fachadas con colores claros que reflejan el sol y proporcionan una sensación más fresca e iluminada.
- Incorporar cubiertas o fachadas vegetales para regular la temperatura.
- Y, por supuesto, integrar fuentes de energía renovable (solar fotovoltaica, térmica, eólica y hasta geotérmica) para que todo el consumo sea de generación propia y no contaminante.
Todos los países del mundo están trabajando para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Y, de hecho, el ODS 7 se refiere directamente a garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna.
Ante este panorama, las empresas constructoras, como parte del sector privado, también estamos llamadas a participar activamente, asumiendo un rol clave en la innovación, en la transformación de prácticas y de procesos; así como en el cambio de equipos, materiales y maquinarias.
La eficiencia energética ya es un elemento esencial en cualquier proyecto constructivo. Y, desde una perspectiva comercial, es innegable que esta hace que un proyecto aumente su valor de adquisición, posicionándolo como una inversión ideal frente a las construcciones convencionales.