En pocas palabras, un edificio inteligente es todo aquel que pone la tecnología al servicio de las personas para gestionar y controlar de forma integrada y automatizada los espacios, a fin de que sean más productivos, confortables y seguros.
Aunque este tipo de inmuebles ya tienen un par de décadas de existir, sigue siendo importante conocer las características que los distinguen, independientemente de cómo están evolucionando al ritmo imparable de las nuevas tecnologías. En este artículo le compartimos una selección con 10 características esenciales.
1) Este concepto se adapta a todo tipo de edificaciones, tanto nuevas como las que se remodelan, ya sean residenciales, comerciales, corporativas e industriales. Así, centros comerciales, hospitales, hoteles, bancos, plantas de producción, museos, oficinas, bodegas y viviendas pueden convertirse en edificios inteligentes.
2) Se diseñan y construyen con materiales reciclables y con sistemas que buscan alcanzar la máxima eficiencia; así como disminuir los impactos en el medioambiente.
3) Cuentan con sensores para recolectar, procesar y analizar datos procedentes de diferentes áreas y elementos, a fin de controlar en tiempo real su completo funcionamiento: aforo, niveles de dióxido de carbono en las estancias, consumos de agua y energía, funcionamiento de elevadores, temperatura, humedad, disponibilidad de estacionamientos, accesos, cámaras de seguridad, telecomunicaciones, etc.
4) Son eficientes en su consumo, pues el sistema de control, totalmente integrado, centralizado y automatizado, regula los suministros. De ese modo, los responsables pueden tomar decisiones informadas basadas en datos.
5) Los edificios inteligentes son flexibles en cuanto a estructuras, sistemas y servicios, adaptándose con facilidad a todos los cambios tecnológicos.
6) Ofrecen la oportunidad de mejorar la salud y seguridad de sus ocupantes, haciendo que su experiencia sea más agradable; además de optimizar la calidad de vida de quienes coexisten con la obra, mientras mantienen su rentabilidad.
7) Pueden contar con sistemas de recogida de aguas pluviales para usos sanitarios, paneles solares, programas de recuperación de residuos y depuración de vertidos; así como con jardines en fachadas, terrazas y techos.
8) Cumplen objetivos económicos tales como la reducción de costos de operación y mantenimiento, además del incremento de la vida útil del edificio. Al respecto, un artículo de la revista Construir indicó que “un 75% de los costos de los edificios se deben a la operación y mantenimiento, por tanto, se prevé que la digitalización permita un 20% de ahorro por año”.
9) Constituyen un mercado en rápido crecimiento. De acuerdo con el estudio “Edificios inteligentes: oportunidades clave, clasificación de competidores y pronósticos de mercado 2022-2026”, desarrollado por la consultora británica Juniper Research, actualmente existen 45 millones de este tipo de espacios y para el año 2025 veremos un 150% más, llegando a 115 millones de estos inmuebles en todo el mundo. Dicha investigación también señala que el 90% de esos edificios inteligentes serán del rubro no residencial.
10) Finalmente, un edificio inteligente tiene un mayor valor en el mercado. En ese sentido, un estudio de Fortune Business Insight reveló que para 2026, las ganancias de la construcción inteligente, solo en Estados Unidos, sumarán USD$34.2 billones.