“El coronavirus ha obligado a repensar dónde y cómo trabajamos” o “La pandemia ha probado que se puede trabajar desde cualquier lado”, son algunas de las ideas que circulan en internet sobre el presente y el futuro de las oficinas. Entonces, ¿qué podemos esperar para el 2022?
En primer lugar, es un hecho que desde antes de esta crisis sanitaria global ya estaba en marcha la transformación digital de las empresas. Pero, en solo 18 meses, dicho proceso se aceleró vertiginosamente; además de cambiar la forma en que los empleados ven y valoran tanto la seguridad como la higiene en sus espacios de trabajo.
Otro aspecto relevante ha sido el hecho de que el teletrabajo, a pesar de todas sus ventajas, con frecuencia ha impedido que los empleados logren separar su vida familiar de la laboral, o que cuenten con todos los recursos necesarios.
De hecho, muchos estudios en distintas partes del mundo están revelando que los colaboradores se inclinan más por modelos híbridos; es decir, aquellos que les permiten dividir su tiempo entre su hogar y su oficina, en lugar de permanecer solo en uno o en otro.
Por otra parte, también han aparecido oficinas en modalidad “plug & play”, dinamizando al sector inmobiliario con una propuesta que consiste en espacios listos para ocupar y usar, amueblados y equipados, incluyendo WiFi y tecnologías de videoconferencias; trascendiendo la entrega de obra gris (sin acabados) o llave en mano.
“La oficina ya no es solo un lugar”
Esta frase de Sundar Pichai, CEO de Google, refleja muy bien el auténtico cambio para el 2022 y los años venideros: los desarrollos inmobiliarios de oficinas seguirán existiendo, pero ya no solo para construir lugares a donde los empleados asisten para reportarse día tras día; sino auténticos espacios de encuentro creados para estimular la innovación y el intercambio de ideas.
Así, las oficinas se han transformado y ahora deben:
- Asegurar el cumplimiento de las medidas de bioseguridad; lo que puede significar una menor densidad del espacio.
- Atender las necesidades de colaboración, concentración, coaching y formación del talento humano (sobre todo de los más jóvenes), que justamente son las actividades que el home office no les permite realizar.
- Implementar tecnología que limite el contacto con las superficies que podrían ser focos de contagio.
- Utilizar materiales fáciles de limpiar, desinfectar y mantener.
- Tener buena ventilación que facilite la circulación de aire exterior.
- Contar con sistemas de aire acondicionado que aseguren la buena filtración.
- Ofrecer áreas de descomprensión que ayuden a los empleados a liberar el estrés, tomar un descanso y recargar energías.
- Incorporar espacios al aire libre, que han pasado de ser deseables a imprescindibles.
- Lograr un balance entre los espacios que favorecen las interacciones, otros reservados para conversaciones más privadas o para hacer videollamadas; además de áreas que faciliten la concentración y el trabajo individual.
- Ofrecer condiciones de arrendamiento flexibles, sobre todo cuando se dirigen a pequeñas o medianas empresas que son más vulnerables en estos tiempos de incertidumbre económica.