Hoy por hoy nadie duda que la ubicación de un centro de distribución sea del sector que sea, es fundamental para optimizar el manejo de todos los recursos; así como para asegurar tanto la productividad como la competitividad del negocio.
Por tanto, considerando que el coronavirus ha cambiado condiciones y reglas del juego en materia de comercialización de productos y servicios, de todo tipo, a escala global, ¿se ha preguntado si su centro de distribución está ubicado en el lugar correcto? ¿Los costos se han elevado mucho? ¿O el tiempo entre el despacho y el punto de venta es demasiado largo?
Entonces, si se ha planteado alguna de estas interrogantes u otras relacionadas, en este artículo le presentamos una selección de 6 factores que debe considerar al momento de decidir la ubicación de este tipo de instalaciones.
Por definición, un centro de distribución es una infraestructura dedicada a almacenar productos que, desde ahí, se reparten al comercio mayorista o minorista, e incluso directamente al consumidor final.
Así, la localización de estos espacios logísticos debe tener en cuenta:
1) El producto: si es solo uno o hay diferentes tipos, características principales de los mismos, su durabilidad y el tipo de manejo que demanda. Por ejemplo, productos perecederos como las frutas y las verduras frescas, requieren instalaciones más próximas a los puntos de venta. Mientras que los no perecederos, comúnmente, no exigen almacenes muy cercanos a los lugares donde se comercializan. De igual modo, el grado de transformación que requieren es relevante. Así, un nivel bajo se limitará a tareas de clasificación y envasado; mientras que los niveles medio y alto implicarán procesos para desarrollar varios productos diferentes.
2) La demanda: cantidad y localización de los distribuidores y/o consumidores; así como el número, frecuencia y tamaño de los pedidos, la estacionalidad de las ventas y la velocidad de entrega requerida o prometida.
3) Las rutas y medios de transporte: tanto en lo que se refiere a la red disponible (ya sea propia o subcontratada), como en lo que respecta al desarrollo urbanístico de la ciudad, zona o del país entero.
4) El terreno: área, topografía, condiciones ambientales y legales, así como los servicios y seguros que se necesitarán.
5) Las condiciones internas y externas de la infraestructura requerida: accesos, seguridad, alturas, pisos, iluminación, distribución de columnas, climatización, equipamientos para la manipulación de mercancías y/o materiales; además de otros factores relacionados con las actividades y procesos tecnológicos que ahí se realizarán. Es decir, recepción de mercancías, control de inventarios, organización del transporte, procesamiento y preparación de pedidos; además del tipo de servicio al cliente que se brindará.
6) La competencia: la ubicación de sus respectivos centros de distribución, y la eficiencia que esta implica en los productos y servicios que ofrecen.