Apartamentos, instalaciones industriales, oficinas, locales comerciales o casas, tanto para uso propio como para venta o alquiler, nacen con la meta de posicionarse y alcanzar los objetivos de rentabilidad o desempeño planteados originalmente. Y, en ese sentido, a continuación, le presentamos las 10 etapas de un proyecto inmobiliario que son esenciales para que cumpla con dichos cometidos.
Y aunque las detallaremos una a una, algunas de ellas sí son sucesivas mientras que otras pueden ejecutarse en un orden diferente, e incluso en paralelo.
1) Organización del equipo:
Esto significa escoger al talento clave para echarlo a andar, determinando las responsabilidades de cada persona y definiendo la estructura organizativa que marcará la dinámica del trabajo.
2) Planeación:
Todo comienza con una idea, una necesidad o con una oportunidad. Y también con un terreno o propiedad que tenga la ubicación correcta y la vocación adecuada. Luego, debe prepararse un plan de negocios a partir de un estudio de mercado para evaluar la demanda, entre otros aspectos relevantes.
3) Redacción de contrato:
Este paso es fundamental para ejecutar correctamente el proyecto inmobiliario, fijando los plazos de la obra, el monto de inversión y las especificaciones técnicas, entre otros elementos esenciales según el tipo de inmueble.
4) Fondeo:
En esta fase, en función de un buen análisis financiero, del riesgo y del rendimiento, se decide si el proyecto se pagará con fondos propios, un préstamo bancario, el aporte de capital por parte de inversionistas o una mezcla de estas tres alternativas.
5) Diseño del proyecto:
En sintonía con el plan de negocios y con el mercado objetivo, los arquitectos proyectan los espacios.
6) Gestión de trámites y permisos:
Esta fase es fundamental para cumplir con todas las normativas vigentes de distinta índole, incluyendo las urbanísticas, fiscales y medioambientales.
Y con respecto a este último ámbito, es probable que deban realizarse estudios técnicos para asegurar que el proyecto sea sostenible y respetuoso con el entorno.
7) Construcción:
En esta etapa en particular, el desarrollador inmobiliario se convierte en cliente de la empresa constructora.
Y, considerando nuestra experiencia de más de dos décadas, podemos asegurarle que en esta fase la clave radica en lograr los objetivos del proyecto en cuanto a costos, tiempo y calidad. Y en este contexto, sistemas como BIM facilitan mantener un trabajo fluido y acorde con el cronograma establecido.
8) Comercialización:
Puede iniciar en diferentes momentos (preventa, por ejemplo); pero lo importante es que se realice cuando el proyecto ya esté planteado con claridad. Y para ello se requieren tanto un plan estratégico comercial como un buen equipo de ventas, que apoyen la atracción de prospectos y su conversión en clientes.
9) Entrega:
Esta etapa es mucho más que un trámite o una ceremonia, pues en ella se verifica que no existan defectos de mano de obra y que el resultado final corresponda con el diseño, todo lo cual se reflejará en un informe de entrega.
10) Operación-Administración:
Y llegados a este punto, se completan las etapas de un proyecto inmobiliario. De ese modo, tras echarlo a andar, es prioritario mantener las instalaciones en óptimas condiciones, atender las necesidades, intereses y deseos de los ocupantes y, cuando aplique, generar comunidad (sentido de pertenencia). En definitiva, esta fase debe enfocarse en cuidar el valor tangible e intangible del inmueble a lo largo del tiempo.
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